Thursday, August 04, 2005

Patria

Waldina Mejía Medina

Aquí tenemos el corazón sellado a miedo y lodo.

Con el helado espanto de res en matadero
vemos cómo mutilan a la patria
y asesinan sus sueños
desde siempre
hijo mío, desde siempre
esta hilacha de patria que queremos
porque nos engendró el barro de su dolor,
es la cosecha diaria del bandido
y en las aguas sangrientas del dinero
mueren de hambre los hijos de los hombres
y pululan en paz los asesinos.

Pequeño mío,
pájaro florecido del dolor,
cuando a usted le toque ser un hombre
¿cómo será la patria?
¿Hoguera enardecida, fuego fatuo?
¿Será mejor usted de lo que nosotros hemos sido?

Wednesday, August 03, 2005

Barranquillero

El nacimiento de Barranquilla


El 7 de abril es la fecha clásica de Barranquilla, pero no es el día de su nacimiento, sino el de la promulgación del Decreto del prócer Manuel Rodríguez Torices como Presidente del Estado Soberano de Cartagena por el cual publicó la declaración de la Honorable Cámara de Representantes de dicho Estado que concedía a la población el dictado de Villa en premio a su patriotismo. Esto se cumplió el 7 de abril de 1813.

Por lo anterior conviene rememorar la historia del nacimiento de esta ciudad. La primera dificultad que encontramos es la carencia de una fecha precisa con indicación de día, mes y año, como la tienen otras ciudades: Bogotá, Cartagena y Santa Marta, por ejemplo. Es más, Barranquilla no puede citar el hecho de su fundación a la usanza española con reales cédulas, acto solemne de posesión, mercedes, sellos y pergaminos. Su nacimiento obedeció a un proceso socioeconómico dinámico que marcó definitivamente su destino. De aquí deviene la característica de los barranquilleros que vivimos en constante función progresista mirando siempre adelante porque el devenir es nuestra gloria.



La incertidumbre respecto del día preciso de la fundación de Barranquilla, en manera alguna demerita su estirpe procera. Tenemos nuestros títulos ganados limpiamente en la palestra del trabajo que es el esfuerzo que hacemos por el progreso de Colombia. Y luchamos por la supervivencia de los grandes ideales de la República que son la justicia y la libertad. Representamos una avanzada en el desarrollo integral del país, y en eso radica nuestro orgullo.


El general Juan José Nieto, señala el año de 1629 como el del probable comienzo del caserío. Pero hay quienes lo sitúan cincuenta años atrás. Y éstos se apoyan en que cuando nuestros antepasados reclamaron que se nos erigiera en parroquia, en el memorial respectivo, hablaron de que hacía doscientos años que trabajamos en la creación de riqueza y en la navegación en el Río Magdalena. Empero no se puede tomar esta afirmación al pie de la letra, pues como lo anota Benjamín Sarta, bien pudo ser que los habitantes deseosos de que se les resolviera favorablemente su petición exageraban un poco, puesto que desde el año señalado por el general Nieto hasta la fecha del aludido memorial median ciento cuarenta y cinco años. De otra parte, si estuvieran en lo cierto quienes nos atribuyen tan lejano nacimiento, resultaría probable que Don Pedro de Heredia hubiera encontrado esta población cuando hizo sus incursiones por esta comarca, pero el citado conquistador no tuvo esa noticia. Pero si seguimos a Don Domingo Malabet, en la conocida relación del cuadro no por dramático menos poético de las reses que obligaron a sus dueños a mudarse para esta zona por la falta de agua en la vecina población de Galapa, la determinación de la fecha es más difícil.

El único hecho histórico evidente es el del establecimiento progresivo de los campesinos galaperos en el sitio que hoy ocupa la ciudad por un imperativo de nuestra inmejorable posición geográfica. Es la determinación de causas de esa trashumancia no son únicas la falta de agua y pasto para el ganado. Las causas pudieron ser varias y obedecían a la necesidad humana de conseguir espacio vital. Así el éxodo desde los lugares vecinos hacia el sitio de la nueva población se efectuó gradualmente. El conglomerado crecía en la medida en que aumentaban las dificultades en otras partes, y se abría el horizonte en esta rivera del gran río. La fertilidad de la tierra, la abundancia de agua, los verdes pastizales atrajeron ingentes romerías. Por todo esto nos parece que se reciente de imaginativo al señalar una fecha aparte de que no se cuenta con un documento para respaldar esa afirmación. Por estas razones estamos de parte de quienes dicen que la formación del primer núcleo humano principió en las tres primeras décadas del siglo XVII.

En cuanto al nombre de Barranquilla el asunto es más sencillo. Responde a la toponimia del Río Magdalena. En la raíz de esa palabra está la voz "barranca". Y este vocablo se repite con frecuencia en el curso del bajo Magdalena. Paro no citar sino uno entre los muchos nombres recordemos a Barrancabermeja que fue llamada así por los conquistadores por el color bermejo o rojo de la tierra de los barrancos. En cuanto a la terminación "illa" corresponde al diminutivo de legítima raigambre española. De esto modo las personas que entraban y salían del poblado se acostumbraron a mencionarnos con el diminutivo para diferenciar el lugar de otros sitios más prominentes, y se acostumbraron a decir: "vamos para la barranquilla" o venimos de la "barranquilla". Con el correr del tiempo el uso confirmó el nombre que de humilde pasó a tener alcurnia con el progreso vertiginoso de la ciudad. Hoy en cualquier parte del mundo se menciona el nombre de Barranquilla se entiende que se habla de una ciudad cosmopolita que se aproxima al millón de habitantes, y que por sus especiales características mereció que Aurelio Martínez Mutis la saludara como la Nueva York de Colombia, o la Puerta de Oro de Colombia, según la consagratoria expresión del Expresidente Doctor Mariano Ospina Pérez. ¡Salve Barranquilla procera e inmortal!.